Un informe pericial de Bomberos ha esclarecido la causa del incendio que destruyó la histórica Iglesia San Francisco de Iquique el pasado 11 de octubre, dejando consternados a los habitantes de la ciudad. El análisis reveló que la emergencia, que acabó con gran parte de la estructura patrimonial, no fue producto de una intervención de terceros, sino que obedeció a un desperfecto eléctrico. Según el reporte, el incendio se originó debido a una “falla en la protección del aislante eléctrico”, generando arcos, cortocircuito y sobrecalentamiento en el sistema. El desperfecto se localizó en el segundo piso del edificio, específicamente sobre la cúpula del altar, desde donde las llamas se extendieron con rapidez al resto de la iglesia. Ante esto, Jorge Medina, comandante de Bomberos de Iquique, explicó que la causa específica fue una conexión de emergencia realizada previamente para contrarrestar los cortes eléctricos durante las misas, la cual quedó energizada accidentalmente. “Pese a estar cortada la luz, la iglesia pudo igual estar energizada y provocar el incendio por sobrecalentamiento, ya que no había otra fuente de calor más que esa”, afirmó el funcionario. Finalmente, el informe de Bomberos ha traído consuelo a la comunidad iquiqueña, que aún lamenta la pérdida de un símbolo cultural y religioso, pero descarta la posibilidad de una intencionalidad en el siniestro. Autoridades locales han anunciado que se tomarán medidas para evitar que incidentes similares afecten otros recintos patrimoniales en la región.
En un reciente informe del Ministerio de Salud (Minsal), se ha confirmado que uno de los alumnos heridos por la explosión de un artefacto incendiario en el Internado Nacional Barros Arana (INBA) ha sido dado de alta, sumando un total de 21 estudiantes que permanecen internados. Este evento, ocurrido el 23 de octubre, dejó a 35 personas afectadas, de las cuales 20 continúan en tratamiento, y seis de ellas se encuentran en estado crítico. Ante esta situación, la rectoría del INBA anunció que el retorno a las clases se realizará de forma progresiva y voluntaria desde hoy hasta el viernes 8 de noviembre. “Los distintos niveles se irán sumando durante el paso de los días. Entendemos que hay familias y estudiantes que prefieren no asistir, y no volver en lo que queda del año”, indicó el establecimiento a través de un comunicado. Asimismo, la dirección del INBA subrayó que el objetivo de esta reincorporación no es restablecer la normalidad académica, sino ofrecer un espacio de contención socioemocional y de convivencia entre pares. Durante este proceso, se abordarán dudas sobre calificaciones pendientes y otros temas relacionados con el cierre del año escolar. Además, se ha previsto la reubicación de los alumnos de 4° medio en otras salas y el cierre del patio Siberia, el área donde ocurrió la explosión. La programación será revisada semanalmente, instando a las familias a mantener flexibilidad y a mantenerse atentas a los comunicados oficiales de la rectoría.
El pasado miércoles 23 de octubre, una explosión en el baño del Internado Nacional Barros Arana (INBA), en Santiago, dejó a 35 estudiantes heridos, 22 de los cuales continúan hospitalizados, con seis en estado crítico. La detonación, provocada presuntamente por la manipulación de bombas molotov, generó una respuesta inmediata de emergencia en el establecimiento, al que acudieron efectivos de SAMU, Carabineros y Bomberos para atender la situación. Ante la gravedad de los hechos, Carabineros ejecutó un allanamiento en el INBA el jueves 24, autorizado para incautar documentación y revisar los protocolos de seguridad interna del colegio. Según fuentes de Emol, esta acción busca determinar si se cumplieron los procedimientos internos y verificar la presencia de materiales inflamables en el recinto. De acuerdo con la información preliminar, las autoridades también investigan la posible existencia de una fábrica de artefactos incendiarios al interior del colegio, donde se producirían y almacenarían bombas molotov. En paralelo, se indaga la eventual implicación de adultos en el suministro o fabricación de estos explosivos. Finalmente, la explosión se produjo mientras un grupo de alumnos se preparaba para una presunta manifestación fuera del establecimiento. Las investigaciones buscan esclarecer las circunstancias y responsables de un suceso que ha generado gran preocupación en la comunidad educativa y entre las autoridades locales.
Un informe pericial de Bomberos ha esclarecido la causa del incendio que destruyó la histórica Iglesia San Francisco de Iquique el pasado 11 de octubre, dejando consternados a los habitantes de la ciudad. El análisis reveló que la emergencia, que acabó con gran parte de la estructura patrimonial, no fue producto de una intervención de terceros, sino que obedeció a un desperfecto eléctrico. Según el reporte, el incendio se originó debido a una “falla en la protección del aislante eléctrico”, generando arcos, cortocircuito y sobrecalentamiento en el sistema. El desperfecto se localizó en el segundo piso del edificio, específicamente sobre la cúpula del altar, desde donde las llamas se extendieron con rapidez al resto de la iglesia. Ante esto, Jorge Medina, comandante de Bomberos de Iquique, explicó que la causa específica fue una conexión de emergencia realizada previamente para contrarrestar los cortes eléctricos durante las misas, la cual quedó energizada accidentalmente. “Pese a estar cortada la luz, la iglesia pudo igual estar energizada y provocar el incendio por sobrecalentamiento, ya que no había otra fuente de calor más que esa”, afirmó el funcionario. Finalmente, el informe de Bomberos ha traído consuelo a la comunidad iquiqueña, que aún lamenta la pérdida de un símbolo cultural y religioso, pero descarta la posibilidad de una intencionalidad en el siniestro. Autoridades locales han anunciado que se tomarán medidas para evitar que incidentes similares afecten otros recintos patrimoniales en la región.
En un reciente informe del Ministerio de Salud (Minsal), se ha confirmado que uno de los alumnos heridos por la explosión de un artefacto incendiario en el Internado Nacional Barros Arana (INBA) ha sido dado de alta, sumando un total de 21 estudiantes que permanecen internados. Este evento, ocurrido el 23 de octubre, dejó a 35 personas afectadas, de las cuales 20 continúan en tratamiento, y seis de ellas se encuentran en estado crítico. Ante esta situación, la rectoría del INBA anunció que el retorno a las clases se realizará de forma progresiva y voluntaria desde hoy hasta el viernes 8 de noviembre. “Los distintos niveles se irán sumando durante el paso de los días. Entendemos que hay familias y estudiantes que prefieren no asistir, y no volver en lo que queda del año”, indicó el establecimiento a través de un comunicado. Asimismo, la dirección del INBA subrayó que el objetivo de esta reincorporación no es restablecer la normalidad académica, sino ofrecer un espacio de contención socioemocional y de convivencia entre pares. Durante este proceso, se abordarán dudas sobre calificaciones pendientes y otros temas relacionados con el cierre del año escolar. Además, se ha previsto la reubicación de los alumnos de 4° medio en otras salas y el cierre del patio Siberia, el área donde ocurrió la explosión. La programación será revisada semanalmente, instando a las familias a mantener flexibilidad y a mantenerse atentas a los comunicados oficiales de la rectoría.
El pasado miércoles 23 de octubre, una explosión en el baño del Internado Nacional Barros Arana (INBA), en Santiago, dejó a 35 estudiantes heridos, 22 de los cuales continúan hospitalizados, con seis en estado crítico. La detonación, provocada presuntamente por la manipulación de bombas molotov, generó una respuesta inmediata de emergencia en el establecimiento, al que acudieron efectivos de SAMU, Carabineros y Bomberos para atender la situación. Ante la gravedad de los hechos, Carabineros ejecutó un allanamiento en el INBA el jueves 24, autorizado para incautar documentación y revisar los protocolos de seguridad interna del colegio. Según fuentes de Emol, esta acción busca determinar si se cumplieron los procedimientos internos y verificar la presencia de materiales inflamables en el recinto. De acuerdo con la información preliminar, las autoridades también investigan la posible existencia de una fábrica de artefactos incendiarios al interior del colegio, donde se producirían y almacenarían bombas molotov. En paralelo, se indaga la eventual implicación de adultos en el suministro o fabricación de estos explosivos. Finalmente, la explosión se produjo mientras un grupo de alumnos se preparaba para una presunta manifestación fuera del establecimiento. Las investigaciones buscan esclarecer las circunstancias y responsables de un suceso que ha generado gran preocupación en la comunidad educativa y entre las autoridades locales.